El 33% de investigadores son mujeres

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El 33% de investigadores son mujeres

Según la Agencia Servimedia, con fecha del 10 de febrero del 2023, publica una noticia titulada: El 33% de los investigadores de todo el mundo son mujeres. 

Como en todo existe el principio del vaso o medio lleno o medio vacío. Por lo cual, cada uno tiene una perspectiva conceptual y emocional y experiencial-vivencial y teleológica-finalista y de intereses-motivos sobre cualquier tema o cuestión diferente, también sobre este tema… Lo ideal, sería que si la mitad de la población mundial, son mujeres, pues en todos los aspectos de la vida, legales y morales, exista el mismo/similar número de mujeres y de hombres en  todas las facetas de la vida/existencia. 

Lo ideal al menos, esperemos se alcance en los próximos años, es que todos los niños y niñas vayan a la escuela, que todos los niños y niñas del mundo al menos reciban la escolaridad básica, que el número de adolescentes varones y hembras sea el mismo en la enseñanza secundaria, que el número de personas hombres y mujeres sea el mismo en las universidades del mundo, que el número de investigadores en el mundo sea similar o semejante o parecido o igual de hombres y varones… 

Pero también tenemos que tener en cuenta, la situación del mundo de las mujeres y hombres en la universidad hace un siglo en el mundo, y, más aún en la investigación.. Se considera que Elena Lucrezia Cornario Piscopia (1646-1684) fue la primera mujer que obtuvo un título universitario en el mundo. 

Se considera a Concepción Arenal (1820-1893) como la primera mujer española que entra en la universidad. María Elena Maseras Ribera (1853-1905) la primera mujer en matricularse en una Facultad de Medicina en España. 

Tenemos que ser conscientes, clara y racionalmente, moral y psicológicamente, que el cerebro de una mujer y el cerebro de un hombre, pesan un kilo y pico. Por tanto, todo derecho que se le conceda a un hombre, ese mismo derecho se le debe conceder a una mujer, todo deber posible que se le conceda a un hombre, ese deber se le debe conceder a una mujer –siempre con la legislación vigente adecuada y una moralidad correcta…-. 

Vivimos en un mundo, que siguiendo el símil o metáfora de siglos, un mundo que los pies y piernas son de barro, y el torso de metal o hierro, y la cabeza de titanio. Es decir, no somos conscientes, que la humanidad, la mitad de la humanidad, están formadas por mujeres, niñas, ancianas. Y, en muchas zonas de este mundo, tienen sus derechos, posibilidades, potencialidades mermados y limitados… Eso es como tener una humanidad, una especie humana diríamos anquilosada, raquítica, debilitada, vulnerable… porque en la práctica, aunque no solo seamos cerebro-cabeza-encéfalo, en la práctica tenemos la mitad de la materia neuronal y gris de la humanidad a medio desarrollar. 

Porque si no se le otorgan los mismos derechos, los mismos derechos que a los hombres, los mismos derechos humanos que a los hombres, -a veces, en determinadas zonas, no se les otorga los mismos derechos humanos, ni a hombres, ni a mujeres-, pero siempre las mujeres, niñas, ancianas están en una situación de inferioridad… Con lo cual la humanidad, en su conjunto, está en un estado de debilidad, vulnerabilidad, irracionalidad, ineficiencia… 

Estamos en el siglo veintiuno, somos humanos, desde hace dos millones y pico de años. En este tiempo hemos pasado por varias decenas de especies humanas –cuestión que está todavía en estudio…-, y, desde luego, por cientos de “sistemas culturales”. La cultura o la ideología son las formas de pensar y desear y hablar y hacer y actuar, son los mimbres-redes-tapices con los que construimos la interpretación teórica y práctica del mundo… 

Por eso, decíamos, tenemos un edificio que los pies son de barro, el torso/cabeza de acero y titanio y metal. Es decir, las interpretaciones culturales e ideológicas y filosóficas y humanísticas, en muchos sentidos son demasiado débiles y vulnerables e interpretativas, con lo cual, cada entidad geográfica cultural, dispone de un modo de pensar, y, por tanto de concebir el mundo, y, casi siempre de interpretar el papel de lo que es la mujer en sus cosmos deficitario, debilitado, vulnerabilizado, anquilosado, errado… 

Diríamos que sufrimos un déficit de conocimientos y de saber que sea más verdadero y demostrable y argumentativo… Podemos disponer de una ciencia y tecnología muy avanzada, pero esta tiene su fundamento en los sistemas culturales/ideológicos/filosóficos de hombres y mujeres del mundo. 

Las explicaciones científicos-tecnológicas, no son suficientes para entender el mundo, sino que estas de alguna manera están sobre “la interpretaciones humanísticas, culturales, ideológicas de los hombres”. Y, son estas maneras de interpretar y comprender y entender el mundo, son en estas maneras, dónde se dilucida/define/describe/conceptualiza lo que es/debe ser el hombre y qué es/debe ser la mujer. Y, por lo general, en casi todas las culturas y civilizaciones actuales y del pasado, a la mujer se le considera un ser humano de segunda. Y, sobre esa concepción injusta y falsa y errónea, se montan muchos conceptos equivocados, y muchas prácticas equivocadas… 

De ahí, que el treinta y tres por ciento de investigadores sean mujeres en el mundo. Es una cifra comparada con hace un siglo, la humanidad ha dado un salto de gigante. Pero al mismo tiempo es insuficiente… Porque en la realidad es muy fácil resolver este problema de siglos y milenios, entre papeles de hombres y papeles de mujeres. No tenemos que complicarnos para la solución de esta ecuación o incógnita o temática, con ideas y con conceptos y con prácticas y con ideologías y con tradiciones o con lo que quieran: 

La cosa/solución/respuesta es muy fácil: si un hombre o los hombres en una entidad sociopolítica o sociocultural tienen un derecho equis, las mujeres también tienen que tener ese derecho equis, si los varones tienen un deber zeta, las hembras también tienen que tener ese deber zeta –salvo excepciones muy excepcionales de la naturaleza, todavía los hombres no pueden parir…-. ¡Paz y pax y pan y bien…!  

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