Investigadoras de la UOC evalúan las consecuencias de los estereotipos de género en el desarrollo del lenguaje, la comunicación y las esferas sociales y emocionales en la población infantil
El estudio propone alternativas que tengan en cuenta los sesgos sexistas en la detección y evaluación de las dificultades del lenguaje oral
El trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) es un problema en la adquisición y el desarrollo del lenguaje que dificulta el habla, la comunicación, la comprensión y la expresión en menores. Es más, se considera un "trastorno invisible", ya que sus marcadores son complejos de diagnosticar y comprender por parte de profesionales y familiares del menor, unos conflictos que pueden verse acrecentados por los estereotipos de género.
Ahora un equipo de expertas del Grupo interuniversitario de Investigación en Cognición y Lenguaje (GRECIL), de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, adscrito al eHealth Center (eHC), de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad de Barcelona (UB), ha realizado y publicado en abierto, una revisión crítica de varios estudios para evaluar las consecuencias de los mitos sexistas sobre el lenguaje y la comunicación en el entorno de la población infantil, en especial en los menores que padecen TDL.
Las investigadoras han listado los diez mitos o estereotipos sexistas* más comunes sobre el lenguaje y la esfera emocional. Entre otras, hay afirmaciones como por ejemplo que "las niñas tienen mayores capacidades comunicativas y lingüísticas que los niños", o bien que "los niños interrumpen porque saben más cosas que las niñas" (*listado completo al final).
"En este trabajo hemos analizado la influencia del estereotipo sexista sobre variables importantes para el estudio del TDL como son el lenguaje y la esfera socioemocional a partir de la importancia de trabajar desde una perspectiva feminista en la ciencia y en el abordaje del TDL", detallan Nadia Ahufinger, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC e integrante de la asociación Docentes Feministas por la Coeducación (DoFemCo), y Mari Aguilera, experta de la Universidad de Barcelona, las autoras de esta revisión.
Además, en esta revisión también se han tenido en cuenta aspectos como las relaciones entre los factores de socialización sexistas y el desarrollo de las habilidades del lenguaje y socioemocionales en la población infantil que padece TDL, también conocido como trastorno específico del lenguaje (TEL). "Estos factores pueden llegar a tener un impacto negativo para la detección y evaluación de las niñas y niños con dificultades del lenguaje en diferentes etapas del desarrollo", advierte Ahufinger.
Se estima que la prevalencia del TDL se sitúa alrededor del 7 % en la población infantil, es decir, uno de cada catorce menores padece este tipo de trastorno. "Estos niños y niñas presentan, principalmente, dificultades para expresarse y comprender el lenguaje oral, pero sus dificultades también se extienden a aspectos no lingüísticos como la cognición, la memoria, el rendimiento académico o las habilidades socioemocionales", indica Aguilera.
Detección y evaluación androcéntricas
En esta revisión, las expertas argumentan que los estereotipos sexistas han propiciado una detección y evaluación androcéntricas del trastorno del desarrollo del lenguaje. Esta situación ha generado un mayor incremento en niños que en niñas de las detecciones de este tipo de trastorno, porque los niños tienden a mostrar comportamientos más disruptivos.
"Según la evidencia científica, la diferencia entre niños y niñas en relación con la adquisición del lenguaje no es lo suficientemente grande como para justificar la creencia o el mito generalizado de que las niñas tienen mayores capacidades comunicativas y lingüísticas a lo largo de todo el desarrollo, y debemos comprender que esta idea responde a un estereotipo sexista", señala Ahufinger.
Así, el estereotipo sexista impacta de manera importante en el desarrollo y la expresión de la emocionalidad, así como en la forma de relacionarnos con las otras personas, es decir, en las relaciones sociales. "El estereotipo sexista parte de la creencia, vigente aún hoy en día, que la niña/mujer es un ser emocional, empático y orientado hacia las demás personas, especialmente hacia los niños/hombres, y el niño/hombre es un ser racional, orientado a sus propias metas y logros", recuerda Aguilera.
Por tanto, a juicio de las investigadoras, debe tenerse en cuenta que las niñas podrán tener dificultades en el lenguaje de la misma manera que las tienen los niños, pero que las expresarán de una forma distinta a los niños varones.
Sobrerrepresentación de niños e infradiagnóstico de niñas
Según las expertas, hasta el momento, el estudio de este trastorno cuenta con una sobrerrepresentación de niños en las muestras para su investigación, que puede llegar a no identificar o responder a las necesidades de las niñas.
"Debido a esta mirada androcéntrica, no sabemos todavía si existe un perfil de dificultades del lenguaje —emocionales, sociales y de las diversas esferas afectadas— que pueda ser diferente entre niños y niñas con este trastorno. Este aspecto puede incidir directamente en el infradiagnóstico de las niñas y en un diseño desajustado de la intervención", recalca Ahufinger, quien recuerda que, debido a este contexto, es necesario el desarrollo de una metodología en la que se tenga en cuenta la mirada feminista.
Además, existe un problema añadido, puesto que la influencia de estos estereotipos de género puede provocar que las familias vean menos necesaria la visita de las niñas a un profesional, ya que los mitos señalan que las menores no tendrán dificultades por el hecho de ser niñas. De este modo, el desarrollo de estos estereotipos en la disciplina de la comunicación y el lenguaje puede conllevar un tratamiento inadecuado e incluso un infradiagnóstico en el caso de las niñas.
Alternativas para mejorar el diagnóstico y las terapias
Con el objetivo de mejorar su diagnóstico y las terapias requeridas, estas expertas proponen diferentes enfoques y alternativas a los modelos de trabajo actuales para que se trabaje de forma interdisciplinaria. "Deben incorporarse protocolos y guías que tengan en cuenta los sesgos sexistas en la detección y evaluación del TDL y en el trabajo con las familias para poder así atender a esta población desde la coeducación y una igualdad real", incide Ahufinger.