Hace tan poco que se nos ha ido que no es nada fácil recomponer, ni siquiera por momentos, los pedazos del alma que necesitamos para escribir estas líneas. Pero es a la vez tan hondo y sincero nuestro agradecimiento a tantas personas, y tanta la paradójica satisfacción de estos últimos días, que no podíamos dejar de transmitirla a toda la familia extensa, inmensa, de José Ramón. Sí, Jose. Hasta después de marcharte nos traes aliento y alegría.
Porque nos sentimos sincera y profundamente agradecidos a todas las personas que nos habéis acompañado en el dolor, desde las más altas autoridades institucionales hasta el último vecino de Ceutí. A todas las que lo queréis y habéis dejado que él os quiera, a todas las personas que habéis sabido respetar la privacidad que en las últimas semanas necesitábamos para cuidar de él. Sabed que hemos notado vuestro aliento contenido, vuestra aura de cariño. Sabed que también él lo notó.
A todas las personas que han conocido a José Ramón les agradará saber, aunque no les sorprenderá, que hasta su último aliento, hasta su último minuto de conciencia, ha seguido mostrándose cariñoso, sonriente, receptivo, esperanzado. Ha sabido ser impecable incluso como paciente. Sabed todos los que habéis llegado a él a través de su dimensión política o profesional que ya desde nuestros primeros recuerdos como niño José Ramón ha sido así, un torrente de alegre curiosidad, constante pasión por aprender, infinita paciencia para enseñar, una inteligencia brillante utilizada con generosidad y auténtica humildad, una mente imparable de la mano de un corazón sin fondo. Es lo que de forma necesaria ocurre cuando se es un ejemplo de autenticidad: se es así desde el principio hasta el final.
Ahora estamos llenos de su recuerdo y de su ejemplo, ahora sentimos un profundo agradecimiento a la vida por tanto que nos ha dado y enseñado a través de él, por tanto que podremos sonreír pensando y hablando de él. Y nos sentimos sinceramente agradecidos hacia tantas personas que José Ramón ha traído a nuestra vida y que nos han demostrado su cariño, por tantos amigos de todas las clases sociales, de todas las ideologías, de todas las profesiones, de todos los lugares. Nos sentimos unidos a vosotros por una fuerza ya invisible, pero poderosa, por ese espíritu que circula entre nuestros corazones.
Familiares de José Ramón Jara Vera