En estos momentos de crisis, en los que no se vende ni una escoba, existe un tipo de personas capaces de seguir fieles a sus principios, por amor al arte y sin tirar la toalla. Verdaderos supervivientes en esta sociedad en la que parece que los valores residen en la fuerza de la economía, dejando a un lado la faceta espiritual.
Nicolás de Maya, con 23 años de profesión a sus espaldas, se ha convertido en ese tipo de personajes que cada mañana se levanta con un nuevo proyecto en su mente, reinventándose constantemente e intentando aferrarse a su tierra, sin pensar ni un momento en hacer la maleta.
“Cuando todos sabemos que en estos momentos las necesidades básicas no se cubren, al igual que ocurre con el amor y el dinero que saltan por la ventana cuando escasean, sucede en el arte, que queda a un lado. Pero, los que consideramos que nuestra energía vital es la ‘creación’, sabemos que no tiene amantes y no podemos traicionarla. Por eso nos reinventamos cada día, adaptándonos a los drásticos cambios que sacuden a nuestra sociedad actual”, asegura el artista.
Nicolás de Maya sigue fiel a su sueño, a su vida, al mundo del arte, aún sabiendo el mal momento que está atravesando el sector. “La única diferencia real que existe de un tiempo a esta parte es la económica, ya que ésta te permite desarrollar tus proyectos artísticos con fluidez. Cuando las cosas fluyen, crecen. Ahora esta dinámica ha cambiado. Ahora la exigencia es mucho mayor, es todo un reto, ya que te obliga a sacar tus auténticos valores creativos. Esta limitación te hace crecer interiormente”.
Pero Nicolás no ve la botella medio vacía, como podrían pensar algunos. “Las crisis no son malas, en absoluto, ya que nos ayudan a estar buscando constantemente alternativas a las diferentes situaciones. Estamos al límite, es cierto, pero no podemos dar un paso atrás si no queremos caer en el precipicio. Siempre tenemos que mirar hacia delante. El arte ha superado guerras y épocas catastróficas, pero sigue aquí, como el ser humano y sus valores. Siempre será positivo, porque ahora mismo, la crisis está sacando la esencia de todas las personas creativas”.
De Maya asegura que “todos los días veo una oportunidad para seguir ahí, para seguir creando. Al final todo es imaginación y fantasía, y esto no tiene límites. De hecho acabo de inaugurar una escultura monumental en el Pilar de la Horadada, aprovechando el 26 Aniversario de la segregación del municipio respecto a Orihuela, que da la bienvenida a todos los que visitan el gran parque de Las Artes. La obra, de nombre ‘El pensador del viento’, es muy simbólica, ya que alude a este momento social, haciendo que las ideas, al igual que el viento de levante, fluyan a través de ella y se ordene el mundo imaginario de cada ser humano”.
Pero esto no queda aquí, ya que el artista ceheginero tiene una agenda en la que no cabe ya ni un trazo más de tinta en cada uno de sus días. “Estoy muy feliz y apasionado con el gran proyecto que llevo desarrollando desde hace un año y medio. Éste será un punto de partida importante en mi vida como artista, siendo en la capital de nuestra Región el primer sitio donde se va a mostrar, en Navidad. No daré detalles, pero puedo asegurar que tendrá una gran repercusión”.
En un enclave histórico del Casco Antiguo de Cehegín, se encuentra el estudio/taller de Nicolás de Maya, donde se hacen realidad las ideas de este artista, que, pese a su relativa juventud, presume ya de haber llevado su arte a Méjico, Brasil, Nueva York, Londres o Austria, entre otros. “La riqueza de la vida es el viaje, el camino. Esperemos que sea eterno”.