Nos dice la Real Academia de la Lengua Española (RAE) que un terreno descubierto, limpio y libre de tropiezos, malezas y espesuras es un descampado, un 'descampao' de los de toda la vida.
Para el solar la definición es la de porción de terreno que se ha edificado o que se destina a edificar.
En la Cartagena de 2024 además de campo, nuestro Campo de Cartagena, es evidente que hay muchos más descampados que solares, porque el destino no parece querer que se edifique en las parcelas por grandes o pequeñas que sean.
Quizás seas de los que se pregunta por qué aquí no se construye mientras el tema de moda es el Plan General. Y lo cierto es que en general no hay plan de desarrollo del municipio, porque son los ayuntamientos los que deben promover e impulsar estas cuestiones y si le preguntas a cualquier cartagenero medio cómo y hacia dónde va a crecer Cartagena es más que probable que se encoja de hombros y resulte incapaz de responder.
A estos terrenos yermos a la edificación hay que sumar el erial de ideas que nos gobierna, esas `mentes pensantes´-y aquí me acuerdo de nuestros ingeniosos vecinos perineros- que han dirigido los designios de Cartagena en las últimas décadas.
Barreiro, como ahora Arroyo, fue incapaz de impulsar un desarrollo urbanístico sostenido, no ya sostenible, fracasando en todas que no son tantas- las aventuras trazadas en el mercado inmobiliario, como también en la edificación de equipamientos.
Esta misma semana la alcaldesa del PP ha dicho que tiene a Benidorm como una de las referencias para recuperar el Casco Histórico, así que convendrás conmigo que demuestra poco conocimiento y nulo respeto por el municipio que tiene en sus manos.
La vida en el Casco Histórico se desangra por los cientos de heridas en forma de solares. En el Monte Sacro quieren hacer ahora un parking municipal, de pago, y no están las cosas como para tomárselo a broma. Y cuando avanzas al Ensanche, la situación no mejora, sino que los solares se hacen más grandes hasta convertirse en descampados y así, cuanto más lejos estás de la Casa Llagostera santo y seña del arroyismo urbanístico-, más proliferan los terrenos descubiertos, no siempre libres de tropiezos y espesuras, pero sí de grúas.
No ambiciono poder ofrecer un inventario cerrado de 'descampaos', pero sí creo imprescindibles citar algunos de los más ilustres, como la triada contaminada de El Hondón, Zincsa y Peñarroya, que nos envenena cada día desde hace 23 años sin que el PP avance en la descontaminación, mientras anuncia miles de viviendas fantasma allí; el CC1, eso que algunos llaman mandarache, que a principios de siglo era el nuevo ensanche; también los terrenos que albergarán o no- la futura Ciudad de la Justicia o el Cuartel de la Guardia Civil, incorporado a este elenco por la vía de urgencia y que el PSOE no quiere construir, uniéndose a PP y Vox en su negativa a ampliar el parque de Los Juncos; y como mención especial, si de solares se trata, el Plan Rambla es un gran vivero de ellos.
Siempre nos queda el refranero. Ya sabes, aquello de que siempre que ha llovido ha escampado, incluso tras el Diluvio universal, pero como todo no puede ser esperar y 30 años de PP han convertido Cartagena en un vergel de solares y descampados, desde MC seguimos y seguiremos aportando ideas, removiendo conciencias y pidiendo paso, no para huir, sino para conseguir que el Ayuntamiento contribuya a construir una Cartagena que crezca y sea mejor para cartageneros y visitantes. Es la hora de moverse.