El profesor Juan Carlos Molina, que ha realizado un registro exhaustivo de todas las intervenciones en el conjunto catedralicio desde 1928, propone la actualización del Plan Director y un gestor multidisciplinar para su conservación
Siete siglos después, la Catedral de Murcia sigue siendo una “obra viva”, en palabras del nuevo doctor por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) Juan Carlos Molina Gaitán, que este mes ha leído su tesis ‘Historia de la restauración de la Catedral de Murcia’, en la que realiza algunas propuestas para la conservación del complejo catedralicio como la actualización del Plan Director de la Catedral, que data de los años 90, y la creación de un “órgano gestor multidisciplinar, siguiendo las pautas del Plan Nacional de Mantenimiento Preventivo”, explica.
El autor, que es profesor asociado en la Politécnica y asesor técnico del Servicio de Patrimonio Histórico de la Comunidad, ha compilado en su tesis, de forma exhaustiva toda la documentación existente, y dispersa, sobre las intervenciones que se realizaron en la Catedral desde 1928, cuando la Capilla de los Vélez se declaró Monumento Nacional, hasta 2010. Su conclusión es que el edificio “no ha dejado de transformarse”.
Entre las transformaciones del último siglo en la Catedral destaca la peatonalización de su entorno, la demolición en 1979 de la Casa de los Sacristanes y la construcción, en los años 40, de los soportales comerciales en el espacio que ocupaba el claustro de la Catedral. Precisamente, detrás de uno de las tiendas cuyo contrato de alquiler acaba de vencer puede haber parte de una portada gótica. Por lo que Molina se pregunta en su investigación: “¿Cómo deberíamos plantear futuras restauraciones de este elemento tan agresivamente alterado? ¿Primando su valor monumental e histórico, al ser la construcción más antigua de la Catedral, o primando el valor social de su actual uso?. Debe ser una reflexión para un equipo multidisciplinar y hace falta investigación”, concluye.
“Cualquier intervención patrimonial se basa en el conocimiento”, destaca. Y es que, evaluando las muy diversas intervenciones en la Catedral, en las que desde los años 80 el autor ha participado personalmente, Molina juzga que “los desaciertos han venido por falta de investigación previa”. Entre las lagunas e incógnitas que aún arroja el centenario edificio, se encuentran las de la ubicación precisa de la Mezquita Mayor sobre la que se levantó el templo. Otro subsuelo que intriga al investigador es el empedrado de la Plaza de la Cruz, que oculta el primer metro de la torre de la Catedral, “de talla excepcional”, asegura, y un refugio de la Guerra Civil. “Interpretar lo que puede haber con georradares no es sencillo, se requiere una metodología arqueológica”.
La tesis se ha realizado dentro del Programa de Doctorado ‘Arquitectura y Tecnología de la
Edificación’ y bajo la dirección de los doctores José Calvo López, de la UPCT, y José Castillo Ruiz, de la Universidad de Granada. El autor, que trabaja en el Plan Director de Conservación del Patrimonio en Lorca tras el terremoto, imparte docencia en la Politécnica en el grado de Arquitectura y en el Máster de Patrimonio Arquitectónico.
El autor ha recopilado para la realización de la tesis miles de documentos sobre los proyectos arquitectónicos de intervención en la Catedral, dispersos en archivos de distintas administraciones, así como unas 12.000 fotografías, 1.700 noticias de hemeroteca y multitud de postales, “muy útiles para visualizar la evolución de la plaza Belluga”, explica.