Caravaca celebra hoy la fiesta de los Caballos del Vino, en honor a la Stma. y Vera Cruz, con la asistencia de más de 200.000 visitantes que atraídos por la belleza y singularidad de este espectáculo quieren formar parte de una de las mejores fiestas que se celebran en España, declaradas desde el año 2004 de Interés Turístico Internacional.
Desde el comienzo de la mañana se escucha el cascabeleo de los caballos por las céntricas calles de Caravaca de la Cruz. El espectáculo de luz y color ya ha empezado. Más de medio centenar de caballos, engalanados con los preciosos mantos bordados a mano, corretean por la ciudad. Tras ellos, los componentes de las peñas aclaman al animal con la ilusión de ganar alguno de los premios del posterior concurso. La música de las charangas, los pañuelos rojos atados al cuello, la gente bebiendo el vino bendito por la Vera Cruz y los caballos trotando entre la multitud, brillando con sus dorados enjaezamientos, componen un panorama único.
Se acerca el mediodía y los Caballos del Vino comienzan la mítica Carrera, subiendo por la Cuesta del Castillo, con los cuatro caballistas a su vera, vestidos con un blanco impoluto, sin soltar al animal, casi arrastrados por la velocidad que éste llega a alcanzar. En el caso de que alguno de los cuatro caballistas suelte el ramal o caiga al suelo, la carrera es declarada nula, lo que produce un sentimiento de decepción e impotencia en los componentes de la peña. Cientos de personas observan la carrera desde la misma cuesta, contagiados por la fuerza de los caballos y por la ilusión de los caballistas. En unos diez segundos, el caballo alcanza su meta, y la emoción de los caravaqueños estalla. Tendrá que pasar un año para que esa euforia compartida se repita.
Un par de horas después, cuando todos los caballos han subido la Cuesta y ocupan la explanada del Castillo, las Autoridades y la Amazona de los Caballos del Vino entregan los premios a las peñas cuyos caballos han sido más veloces y, también, a los mejor vestidos, en los concursos de Carrera y Enjaezamiento respectivamente.
Gane la peña caballista que gane, la fiesta se prolongará hasta bien entrada la madrugada.
Los orígenes de esta celebración surgen a mediados del siglo XIII durante un insólito acto litúrgico, donde tiene lugar la milagrosa aparición de la Cruz de doble brazo y la posterior conversión del sultán moro Ceyt Abuceyt. Esta aparición de la Cruz es rememorada por el pueblo caravaqueño cada año, en unos actos que configuran una verdadera tradición festera sustentada en una leyenda con fundamento histórico, evocada desde la Edad Media.
Los Caballos del Vino de Caravaca de la Cruz subirán esta mañana la Cuesta del Castillo en una multitudinaria carrera
Fuente: Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz