Sobre las 9.15 de la noche, los agentes de la policía local de Blanca recibieron un aviso de los servicios de emergencias (112) donde se solicitaba su colaboración para localizar a dos senderistas, vecinos del Valle de Ricote, que se perdieron en la zona conocida como El Solán, un terreno muy agreste del municipio. Los montañistas habían recorrido el camino de la Virgen Blanca y sus inmediaciones durante todo el día, hasta que al atardecer se encontraron desorientados. Recibido el aviso del 112, el cuartel localizó al agente Jesús Molina Soriano, que no estaba de servicio, pero se prestó a intervenir en el rescate ya que posee un gran conocimiento sobre la zona. Junto al agente Molina, se desplazaron los policías de servicio Joaquín Toledo y Francisco José Carbonell. Llegaron a la zona y lograron dar con los dos montañeros, que se encontraban helados de frío, y no tenían agua ni comida. Además, debido a que vestían con pantalón corto, sufrieron arañazos y magulladuras en las zonas de arbustos donde se metieron. Tras varios intentos de volver solos y encontrarse con varios precipicios, decidieron pedir ayuda.

La niebla y la lluvia dificultaron la localización de los dos montañistas y su posterior rescate. Debido a las condiciones meteorológicas, los precipicios y las dificultades que habían soportado, los senderistas se encontraban asustados y no se atrevían a moverse del lugar en el que se encontraban, hasta que llegó finalmente la policía local de Blanca. La intensidad de la niebla impedía caminar por ese terreno tan agreste, por lo que la vuelta hasta la carretera se hizo con especial dificultad. Una de las situaciones de mayor riesgo se experimentó cuando los agentes encontraron en su camino una zanja que entorpecía el paso. La oscuridad de la noche y la niebla impedía la visibilidad para comprobar su profundidad, por lo que el agente Molina decidió descolgarse por el precipicio sin tener clara la altura a la que se encontraba. Superado este obstáculo y tras varios kilómetros de monte, finalmente llegaron a los vehículos de la policía sobre las 00.30 de la noche. Aparte de las magulladuras, el cansancio y el frío, los senderistas llegaron sanos a casa.