La fraternidad como motor para impulsar un cambio en la sociedad.
El Museo de Archena acoge mañana, sábado, 21 de febrero, una Mesa Redonda de intercambio de experiencias de grupos de trabajo del ámbito de la Educación, la Sanidad, la Economía y la Política, organizada por el movimiento Humanidad Nueva, expresión social del Movimiento de los Focolares, fundado por Chiara Lubich, que tiene como finalidad hacer que las personas, en su compromiso cotidiano y extraordinario, pongan en práctica la fraternidad como vínculo que transforma las relaciones humanas y que renueva las estructuras, suscitando esperanza, confianza y optimismo.
La jornada será inaugurada por la alcaldesa de Archena, Patricia Fernández.
Humanidad Nueva se organiza en grupos de trabajo, denominados "mundos", que representan el conjunto de los diferentes ámbitos de la vida social y en los que se integran todas las personas que pertenecen a ellos con el objetivo de fomentar la fraternidad.
En el ámbito de la Política y lo Social, se compartirán las experiencias llevadas a cabo por asociaciones surgidas en la pedanía murciana de Aljucer y en Caravaca de la Cruz; en cuanto al mundo de la Sanidad, se expondrán las conclusiones de un estudio llevado a cabo sobre la Prosocialidad en el ámbito hospitalario y se compartirán experiencias de las relaciones entre médicos y pacientes, poniendo en común las dificultades y experiencias del trabajo diario con la inquietud de mejorar, humanizar y dar sentido a la tarea cotidiana de cuidar a los enfermos; en el mundo de la Educación, se pondrán de relieve algunas iniciativas desarrolladas en distintos centros educativos en torno a valores como la paz y la fraternidad.
En cuanto a la Economía, se destacará que estamos inmersos en un proceso profundo de transformación económica y cultural, por tanto, es necesario reconocer y promover nuevas propuestas, creativas e innovadoras, que pongan el centro de atención en las personas, especialmente las más necesitadas.
La creatividad y la innovación necesitan libertad para desarrollarse, y se nutren de la diversidad, valorada como un activo, y especialmente de la inclusión de los más desfavorecidos como protagonistas (agentes, no solo receptores) en todo el proceso económico.
El trabajo recupera así su misión primordial de dignificar a la persona.