En estos días se han finalizado dos actuaciones arqueológicas que, con carácter de urgencia, y dentro de los trabajos de supervisión y excavación en la zona delimitada como casco histórico en el Plan General Municipal de Ordenación se ha llevado a cabo en la Calle Parricas, nº 15 y nº 21.
Como el resto de las excavaciones han intervenido la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma, la colaboración del Ayuntamiento de Alhama y el personal no cualificado aportado por el Ayuntamiento y los promotores. Los trabajos han sido dirigidos por los arqueólogos José Baños Serrano y Ginés José Muñoz Cánovas, y los resultados han ofrecido importantes datos para la historia de Alhama, que nos permite acercarnos, cada vez con mayor precisión, a la evolución urbana de Alhama desde época prehistórica.
Se trata de la segunda intervención en la calle Parricas, de la que ya conocíamos por el solar contiguo, la estratigrafía existente, con un horizonte de materiales procedentes de arrastres de ladera y materiales rodados de las diferentes culturas que habitaron el Cerro del Castillo. La ocupación del espacio aparece definida por un importante estrato de época ibérica con muros de mampostería, que forman parte de una habitación, con posible uso industrial relacionado con un pequeño horno metalúrgico recuperado en el año 2003 en el solar contiguo y con materiales fechados en torno a los siglos IV-III a.C. que hay que poner en relación con el poblamiento del Cerro del Castillo. Otros materiales más antiguos recuperados nos llevan a un período de Bronce Tardío y Final (en torno al año 1000 antes de Cristo) y al período eneolítico, en el tercer milenio antes de Cristo, que igualmente se corresponden con todos los materiales rodados del Cerro del Castillo.
No hemos documentado ninguna fase de ocupación de este espacio desde el siglo I a. C. hasta llegar al siglo XII d.C. En ese momento se construyó una gran casa de carácter residencial, fuera de lo que consideramos la zona urbana de época islámica situada en la Plaza Vieja. Se trataba de la gran sala norte de una almunia que fue excavada y conservada en el solar contiguo que debió pertenecer a una importante familia de la localidad, propietaria de una finca que se extendería junto a la casa, y junto a la cual se ha documentado un cementerio privado o “rauda”. De este, ya se había documentado la mitad de un primer enterramiento que se ha completado en el solar actual y junto al mismo, se ha recuperado otra tumba, que parece corresponder a una mujer adulta, con una estatura aproximada de 1,81 mt. Se trata de dos enterramientos con relaciones de parentesco asociados a una casa particular y, por tanto, alejados del cementerio público o maqbara islámica, que se iniciaba en los Baños y se extendía hacia la calle Corredera, el cual se halla documentado en numerosas excavaciones.
Ha sido de gran interés la tipología de las fosas de enterramiento que, junto a las más numerosas excavadas en la tierra, más comunes y documentadas en las distintas excavaciones, se ha constatado en este caso un tratamiento interior de arcilla anaranjada y, la otra tumba, la recuperada completa, estaba compuesta primero por una prefosa y en segundo lugar una fosa excavada en un terreno endurecido de color blanquecino y, como viene siendo habitual, se ha confirmado la ausencia de ajuar en los enterramientos, como es habitual en el ritual funerario islámico, aunque si se han documentado numerosos clavos de cabeza circular y que pueden pertenecer a una cubierta de tumba de madera, algo novedoso en la maqbara de Alhama de Murcia hasta ahora.
Las dos tumbas del siglo XII, siguen el conocido ritual islámico con la disposición de los cadáveres en el interior de la fosa en decúbito lateral derecho, extendidos y con las piernas ligeramente flexionadas. La orientación del rostro vuelto hacia el sureste sigue la orientación de la quibla en las mezquitas de Al-Andalus que hace inconfundible su identificación religiosa. Los enterramientos, en general con buena conservación, han sido exhumados separando los miembros para un futuro estudio antropológico.
Sin duda, los resultados de esta excavación han ofrecido una nueva perspectiva del mundo funerario medieval, fuera de la ya conocida maqbara islámica de al-Hâmma B.lâqwar, así cómo de la ocupación y uso de éste espacio en época ibérica.