Tras 14 años en Águilas, ayer domingo, Manuel Amatriaín ofició su última eucaristía como párroco de San José, al ser trasladado por la Diócesis a la iglesia de San Basilio el Grande de Murcia. Tras la misa, recibió una despedida multitudinaria por parte de sus parroquianos y amigos. Además, tuvo lugar el acto de nombramiento como Hijo Adoptivo de Águilas, aprobado por unanimidad por el Pleno del Ayuntamiento. La alcaldesa de Águilas, Mari Carmen Moreno, tras hacerle entrega de este importante reconocimiento, le dirigió las siguientes palabras: "Es usted un sacerdote de una calidad humana, de una sensibilidad que, personalmente, me ha sorprendido. Estoy convencida de que ha dejado una semilla muy importante en Águilas y en esta parroquia. Ha pasado usted momentos difíciles, como cuando tuvo que tomar la decisión de derribar un edificio emblemático como era Acción Católica y asumir una obra difícil, con sus tiras y aflojas, pero que finalmente ese trabajo y esfuerzo se vio recompensado con lo que usted quería desde el principio, un edificio por y para los necesitados no solo de cosas materiales, sino también necesitados espirituales. Como creyente le quiero dar las gracias a Dios por haberlo puesto en mi camino, quiero darle las gracias a Dios por haberlo puesto en el camino de las ciudadanas y ciudadanos de Águilas. Gracias por sus mensajes en momentos complicados que he pasado, que me han reconfortado muchísimo. Gracias por haber sido tan cercano. Lo llevaré siempre en el corazón".
Durante sus 45 años de sacerdocio ha destacado por ser un sacerdote al servicio de los más desfavorecidos. Siempre ha reconocido que éstos son su debilidad y que le gusta ser un cura de la calle, no de despacho. Por eso no ha dudado nunca en visitar las casas, para ayudar en casos de niños en situación de vulnerabilidad y ancianos con situaciones de abandono.
De esta forma, Don Manuel Amatriaín ha preferido, más que imponer dogmas, seguir el Evangelio que lucha por la justicia, sin cuestionar nunca la vida de los demás, sino llevarles esperanza.
Su deseo durante los 14 años que ha ejercido como sacerdote en Águilas ha sido que se respire un clima de familiaridad, unidad, un camino conjunto que enriquezca el bien común. En definitiva, como la misma expresión contempla, "hacer parroquia", una comunidad de hermanos, un lugar donde testimoniar los valores del Evangelio, ya que, desde su punto de vista, lo primordial es promover la justicia y la caridad.
En este sentido, cabe destacar su trabajo al frente de la desaparecida asociación Hogar Betania, que nació con el deseo de fundar un comedor social; y, por supuesto, su labor humanitaria en Cáritas. Más de 10 años de lucha incansable ha costado que hoy esta asociación disponga de unas instalaciones nuevas y acordes a la función social que realiza. Al frente de Cáritas, Don Manuel ha podido ayudar a miles de familias necesitadas, dejando en la localidad un legado que perdurará para siempre.