UPyD rebate el plan de prevención de riesgos laborales de la Consejería de Sotoca

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La disminución de accidentes no es más que la consecuencia de la caída de la actividad en la Región

UPyD de la Región de Murcia considera precipitado e inaceptable el anuncio del consejero Sotoca acerca de la bajada de la siniestralidad laboral en la Región. Solamente en el sector de la construcción, la reducción de casas construidas ha llegado al 80%. La lógica del señor Sotoca es aplastante, pues parece evidente que, si se construyen menos casas, habrá menos accidentes.

En términos absolutos, 31 accidentes mortales en 2009 es una cifra que aún refleja el fracaso en la política de de prevención de la Región de Murcia.

En términos relativos, esta disminución del 30% (de 43 a 31) sólo es consecuencia de la disminución de la actividad en la región.

Las cuatro medidas que el consejero de Empleo propone son a todas luces insuficientes para disminuir el número de accidentes laborales. La creación de un laboratorio de Ergonomía y de herramientas informáticas generará más costes para los contribuyentes, cuando los riesgos ergonómicos y los índices de siniestralidad ya están definidos y sólo se debe obligar a las empresas a cumplir la reglamentación y a que evalúen los costes personales que soportan.

La eliminación de barreras lingüísticas mediante vídeos de modelización del comportamiento, es un gasto extraordinario, mientras que las medidas de formación e información y análisis de los puestos de trabajo no se implementen al 100%. El aumento del 20% de las inspecciones de trabajo no asegura que las empresas lleven a cabo una coordinación de actividades preventivas correcta y es un coste que repercute en la administración. La formación de los trabajadores y la implicación de los directivos en la PRL es más efectiva a la hora de disminuir los accidentes en una empresa, en vez de proponer una política represiva de inspección-penalización. Además, las inspecciones siempre se realizan a posteriori, cuando el accidente ya ha ocurrido.

Por último, firmar un convenio con el RACE, para dar cursos de buena conducción, es otra medida peregrina y cara, porque no ataca la raíz del problema: las empresas deberían evaluar los accidentes "in itinere" o "en misión" y presentar acciones correctivas para evitarlos.

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