La acumulación de pequeños matices deciden la Vuelta más montañosa

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José Luis Sorolla

Madrid, 20 sep (EFE).- El recorrido de la 64 Vuelta a España será recordado por haber discurrido por uno de sus itinerarios más duros de su historia reciente. Las diferencias entre los primeros clasificados marcan, por el contrario, una edición tremendamente igualada y con diferencias más bien escasas para las dificultades orográficas que se encontraron en el camino los ciclistas.

La Vuelta'09 se decidió por la acumulación de pequeños matices en diferentes circunstancias, casi siempre en jornadas montañosas, pero también en días llanos. La apuesta por saltar los Pirineos para empezar en Holanda también aportó en sus primeros días una tensión inusual a una prueba acostumbrada a otro tipo de carreteras y recorridos.

Las clasificaciones finales todavía hubieran quedado más ajustadas, aunque no modificadas en ninguna de sus veinte primeras posiciones, de no haber mediado unas generosísimas bonificaciones. Un premio exagerado cada día para los tres primeros de cada etapa, veinte segundos, doce y ocho, además de seis segundos, cuatro y dos en cada uno de los dos esprint intermedios que se disputaban.

Alejandro Valverde, del Caisse D'Epargne, fue el más beneficiado con más de medio minuto (32) con este singular premio, mientras que sus perseguidores Samuel Sánchez, del Euskaltel-Euskadi, y Cadel Evans, del Silence-Lotto, acumularon ocho cada uno, y el cuarto en discordia, Ivan Basso, del Liquigas, no sumó ningún segundo.

En un deporte en el que restar en buena lid deportiva algún segundo, recibir una gratificación de estas características puede llegar a desvirtuar la competición. Aunque en esta ocasión no haya sido el caso.

El más regular, a la vez que cerebral y conservador, de la Vuelta'09 fue el murciano Alejandro Valverde. En opinión de su director, Eusebio Unzue, no es que haya sido claramente superior a sus rivales sino que ha sido el que ha mostrado una "mayor regularidad en una Vuelta muy dura".

La clasificación general marca 55 segundos de diferencia con el segundo clasificado, aunque en tiempo real únicamente le ha superado en 31 segundos. Lo que globalmente supone ser algo menos de un segundo cada cien kilómetros, en los 3.290,6 kilómetros de recorrido, más rápido. En otros deportes como el motociclismo o la Fórmula Uno en los que se rebusca la procedencia de las centésimas y milésimas de segundo que se pierden o ganan, la Vuelta'09 habría sido desentrañada centímetro a centímetro.

Valverde en las veintiuna etapas que separaron Assen de Madrid perdió su habitual frescura y lozanía de la improvisación y el involucrarse en las diferentes etapas en las que podría haber tenido opciones de triunfo parcial. En cualquier tipo de llegada es un hombre muy peligroso y lo ha demostrado a lo largo de su carrera en numerosas oportunidades. Sus rivales lo han agradecido y él ha alcanzado el objetivo con el que llevaba soñando varias temporadas.

Pareció asumir desde el principio el lema que luce el jersey oro de "ahorra energía", lo aplicó al pie de la letra para auparse al primer cajón del podio, a pesar de que de haberlo necesitado dio la sensación de contar en la reserva con fuerzas suficientes.

En las antípodas de Valverde se situó el asturiano Samuel Sánchez. El primer paso ya lo dio algo torcido al perder en la segunda etapa en Emmen dieciocho segundos, que picaron los jueces de carrera con sus rivales en un corte en el esprint del pelotón.

En las siete etapas de montaña imaginó estar en los verdes valles de su Asturias natal con subidas y bajadas, dando una de cal y otra de arena. Fue el único, de los tres que llegaron a la cronometrada de Toledo con el sueño vivo pero lejano de desbancar al murciano, capaz de restarle tiempo, catorce segundos en La Pandera. Pero en el muro alicantino del Xorret del Catí cedió un mundo, al menos para lo que han sido las diferencias en esta Vuelta'09, al dejarse cuarenta y nueve segundos.

Por su parte el australiano Cadel Evans, el tercero en discordia en el podio madrileño, demostró, tras su pésimo Tour de Francia, que su forma de correr no es la de un triunfador pero sigue siendo duro como una roca. Las circunstancias se aliaron en su contra en la rampa más dura de Monachil en forma de pinchazo y una reparación mecánica complicada que le costó dejarse en la meta un minuto y ocho segundos. Un lastre casi imposible de soltar para "la garrapata", como se le conoce en el pelotón, al que es dificilísimo soltar, pero al que le cuesta casi lo mismo recuperar algo de tiempo con sus rivales.

La mejor evaluación de lo sucedido con el australiano la dio Valverde al reconocer que esta avería de su rival "fue una circunstancia de carrera, pero no recuperó ningún segundo aunque es verdad que de no haber pinchado no se hubiera quedado".

El italiano Ivan Basso estuvo casi siempre junto a los tres inquilinos finales del podio, pero su condición de "diesel" y la gran mejora que precisa realizar en la lucha contra el crono no le permitió poner en apuros a ninguno de ellos.

El propio Basso, en la jornada de descanso de Tarragona, antes de afrontar la mucha y dura montaña de la Vuelta'09, lo sabe y ya señalaba hacia el horizonte de 2010 la fecha en la que estará en condiciones de aspirar al triunfo en una grande. EFE

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